jueves, 23 de febrero de 2012

Mix

Un puñado de curiosas anécdotas de Reyes y Reinas

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Alfonso V. Carrascosa:

Gregori Mendel, abad del monasterio de Brno, en la República Checa, y con una buena preparación en ciencias naturales y físico-matemáticas, desveló las famosas leyes de herencia biológica que llevan su nombre, introdujo de forma magistral las matemáticas en la biología y se convirtió en el padre de la boestadística. Entre 1857 y 1868, en el jardín de su convento, hizo experimentos con las plantas de Pisum sativum, de guisante, publicando los resultados en 1866 y 1868, resultados que pasaron completamente desapercibidos, lo que demuestra que nunca persiguió la gloria, que le llegó cuando sus estudios fueron descubiertos. Experimentos en hibridación de plantas, como se titula uno de sus trabajos, fue presentado en un encuentro de la Sociedad de Historia Natural de Brno en las sesiones de 8 de febrero y 8 de marzo de 1865, pasando en principio bastante desapercibido.

Juan Ramón Lacadena, eminente genetista contemporáneo, comenta: “Sin duda alguna, el nombre de Mendel pertenece al patrimonio de la historia de la humanidad. El gran acierto de Mendel fue el de postular un modelo de herencia particulada, es decir, la existencia de unidades hereditarias. Algún biógrafo de Mendel ha calculado que entre 1856 y 1863 cultivó y analizó unas 13.000 plantas, lo cual implica haber observado unas 350.000 semillas. De sus observaciones dedujo la existencia de partículas materiales portadoras de los caracteres hereditarios, que precisamente se denominan en la actualidad genes. Unos quince años más tarde de sus conclusiones, se descubrían los cromosomas, que confirmaban lo que su intuición había postulado, dándose una vez más la circunstancia de que, tal y como dijo el premio Nobel Henry Bergson, la intuición es un modo de conocimiento superior a la razón.

Los botánicos Correns (Alemania) , Tchermak (Austria) y De Vries (Holanda) dieron en 1900 con los trabajos de Mendel y los presentaron como piedra angular en torno a la cual debería construirse la Genética como ciencia.

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Pues si aún hay dudas sobre la masculinidad de los homosexuales, la Historia puede sacarnos de dudas:

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Winston Churchill:

El diplomático es una persona que primero piensa dos veces y finalmente no dice nada.

El político debe ser capaz de predecir lo que va a pasar mañana, el mes próximo y el año que viene; y de explicar después por qué fue que no ocurrió lo que el predijo.

La democracia es el peor sistema de gobierno diseñado por el hombre. Con excepción de todos los demás.

Quien habla mal de mí a mis espaldas mi culo contempla. 

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Cuando le habló de sus barcos a vapor, Fulton recibió la siguiente respuesta de Napoleón: ” ¿Planeas hacer navegar un barco contra viento y marea prendiendo un fuego bajo la cubierta? No tengo tiempo para escuchar esa clase de tonterías”.

jueves, 16 de febrero de 2012

Mix


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M.J. Prieto: Theodore Roosevelt, presidente de los EEUU, pasaba un invierno en Dakota cuando un par de ladrones robaron un bote al que tenía mucho aprecio. Tomó otro bote y salió tras ellos por el río Little Missouri. Pasaron varios días antes de que les diera caza, cuando los tuvo a tiro de su Winchester y los ladrones se rindieron. Roosevelt los metió en un carro que tomó prestado y los llevó a través de la nieve hasta el lugar donde los entregó a la justicia. Él hizo todo aquel trayecto a pie, unos sesenta y cinco kilómetros.

Sin duda todo esto es digno de ser contado, pero por lo que yo hablaba al principio de libros y lecturas, es porque Roosevelt leyó completo “Ana Karenina” durante aquella aventura. Es decir, que siempre podemos sacar un ratito para leer un poco más, incluso cuando persigamos a ladrones por un río o andemos por la nieve.

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Imágenes del viejo Madrid

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Hace dos millones de años, unos primates evolucionados comenzaron a tallar y a asir rudimentarias hachas de piedra en las planicies de Tanzania. Se llamaban homo habilis y se les considera los primeros especímenes del género homo y los precursores de la tecnología. Desde entonces, toda la evolución técnica ha perseguido como fin último liberarse de ese yugo entre las manos y la herramienta, establecer una distancia entre el tacto y el aparato. Curiosamente, desde hace una década la tecnología está intentando volver a los orígenes, hacerse táctil, aunque integrando todos los objetos en una pantalla y haciéndolos ingrávidos y virtuales.

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A la Isla de El Hierro, de nuestro archipiélago canario, también se le denomina “Isla del Meridiano”. ¿Y por qué se llama así? Pues porque no siempre el Meridiano Cero estuvo en Greenwich. Durante siglos el Meridiano Cero estaba en El Hierro, más concretamente en Punta de la Orchilla. Antes de descubrirse América, cuando la tierra era plana para sus habitantes, la isla de El Hierro era el extremo más occidental del mundo.

En el siglo segundo de nuestra era, Ptolomeo consideró como “Meridiano Cero” al que pasaba por el extremo occidental de la isla y así se mantuvo durante años. En 1634 el cardenal Richelieu reunió en París a matemáticos, astrónomos y demás hombres de saber para establecer un meridiano cero, de tal forma que sirviera de referente para todos los países. Se mantuvo la decisión de Ptolomeo y El Hierro siguió siendo el punto de referencia. Un decreto de Luis XIII determinaba que los franceses no atacarían barcos españoles al este de este Primer Meridiano, ni al norte del Trópico de Cáncer. Así permanecieron las cosas hasta que a mediados de la década de 1880, en una conferencia en Washington, se movió hasta su posición actual. 

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jueves, 9 de febrero de 2012

Mix

Durante su complejo proceso digestivo, las vacas expulsan entre 100 y 200 litros de metano al día, el equivalente aproximadamente al 25% de las emisiones de CH4 generadas por la actividad humana. Este gas tiene la capacidad de atrapar 20 veces más calor que el dióxido de carbono (CO2).

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Los perros pueden aprender unas 150 palabras y contar hasta cinco. Un estudio sobre el comportamiento de los perros de la British Columbia señala que éstos están más cerca de los humanos de lo que parece. Tienen habilidad para resolver problemas complejos, y una capacidad mental similar a la de “un niño de dos a dos años y medio”.

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En su libro “Matando monstruos” el guionista de televisión estadounidense Gerard Jones elabora una provocadora teoría acerca del mundo que fabricamos para nuestros hijos. “Los niños necesitan fantasía, super-héroes y violencia imaginaria. Si no la encuentran, terminaran buscándola en la realidad”. En contra de lo comúnmente establecido, cierta exposición a la crudeza (con todos los límites que quieran ponerle ustedes) no sólo no provoca conductas agresivas en los infantes, sino que sirve para canalizarlas en el mundo virtual y evitarlas en el real. Todas las generaciones de la historia de la Humanidad han crecido con sus propios monstruos: desde la mitología griega al hombre del saco. Pero nosotros queremos competir contra ello con nuestras febles armas: la buena voluntad, la ternura, los cuentos con final feliz, los relatos de la naturaleza donde la leona voraz no se come al antílope más débil.

Según Jones, la moderada agresividad en los personajes de cómics, en los cuentos o en las series de dibujos animados reafirma la moraleja. Los buenos ganan con esfuerzo, se enfrentan a peligros (incluso ponen en juego su propia vida), han de tomar decisiones morales difíciles, elegir caminos pedregosos para lograr su generoso objetivo. La crudeza de los cuentos de Andersen no es gratuita: detrás de ella hay mensajes ocultos del calibre de “superarse a sí mismo es bueno”, “los objetivos sólo se alcanzan con esfuerzo”, “a veces es necesario sufrir”, “el riesgo tiene sus recompensas”, “los monstruos deben ser destruidos”, “a veces el conflicto resulta útil”.

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Jorge Alcalde:
El Big Bang es, hoy por hoy, el mejor modelo del que disponemos para explicar la evolución del Cosmos. Se suele decir que se trata de una explosión que acaeció hace unos 15.000 millones de años. Pero el término “explosión” no es del todo acertado. Una explosión requiere de un punto inicial central a partir del cual se produce la expansión (similar a las ondas del estanque sobre el que arrojamos un guijarro). ¿Ocurre así con el Universo? En realidad no. El Big Bang no pudo ocurrir en un lugar central por la sencilla razón de que en ese momento no había lugar alguno: no existía aún el espacio. Aquel comienzo supuso el nacimiento del tiempo y el espacio y, en realidad, tuvo lugar en todas partes a la vez. Muchos conceptos físicos como éste son difíciles de entender por nuestras mentes de Homo sapiens. Pero el nacimiento del cosmos se parece más a un globo fláccido que empezara a inflarse al mismo tiempo por todos sus puntos que a una explosión.
La gran paradoja es que, aparentemente, cualquier punto del espacio es su centro. Por ejemplo, si pudiéramos viajar fuera del cosmos y verlo desde lejos encontraríamos que hay tanto universo a un lado de la Tierra como al otro lado. ¿Quiere eso decir que la Tierra está en el centro de todo? No. Porque si hacemos el mismo ejercicio con cualquier otro planeta, estrella, galaxia o mota de polvo interestelar nos dará el mismo resultado. El espacio tiene infinitos “centros”.
Es más fácil de entender si volvemos a la comparación del globo. Imaginemos que un globo de goma se han pegado docenas de mosquitos. Desde cualquier punto de la superficie, cada mosquito creará estar en el centro de su globo. Cuando éste se infla, todos los mosquitos se separan de todos los demás haciéndole sentir una vez más a todos que se hallan en el centro de la expansión.
El cosmos, que es curvo, se comporta como la superficie bidimensional del globo: es imposible hallar su centro.
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Hace dos millones de años, unos primates evolucionados comenzaron a tallar y a asir rudimentarias hachas de piedra en las planicies de Tanzania. Se llamaban homo habilis y se les considera los primeros especímenes del género homo y los precursores de la tecnología. Desde entonces, toda la evolución técnica ha perseguido como fin último liberarse de ese yugo entre las manos y la herramienta, establecer una distancia entre el tacto y el aparato. Curiosamente, desde hace una década la tecnología está intentando volver a los orígenes, hacerse táctil, aunque integrando todos los objetos en una pantalla y haciéndolos ingrávidos y virtuales.
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Stephen F. Roberts: “Yo digo que ambos somos ateos. Yo sólo creo en un dios menos que tu. Cuando entiendas por qué tú desechas todos los otros posibles dioses, entonces entenderás por qué yo desecho el tuyo”

jueves, 2 de febrero de 2012

Preguntas retóricas

Yo estoy de acuerdo en que si alguien dice que su ciudad se llama Lleida los demás no lo traduzcamos a Lérida ya que cada uno tiene derecho a llamar al sitio de donde viene como quiere, pero entonces, ¿Por qué decimos Londres si los londinenses dicen que su ciudad se llama London, por qué nos empeñamos en llamar Alemania a un país que ellos denominan Deutschland? Es decir, a un catalán que le moleste que alguien de fuera de Cataluña diga Gerona en lugar de Girona, ¿No debería entonces dejar de traducir el mapa político del globo terráqueo al catalán o al castellano? 

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La ignorancia explica muchísimas cosas, tanto de la historia como de la actualidad. Eso lo podemos ver muy claramente en el fanatismo religioso, propio de sociedades poco culturizadas como la Europa del Medievo o el Afganistán de los talibanes. Afortunadamente no es nuestro caso, tenemos acceso a muchísima información y por lo tanto nuestras opiniones acerca de los más variados temas pueden tener una base cultural gracias a los medios de comunicación como la TV o los libros y sobre todo gracias a Internet.

Gracias a internet podemos conocer el programa político de un partido antes de votarle o conocer los aspectos fundamentales de la Biblia antes de decidirnos a creer que tiene inspiración divina o el catecismo antes de decidir profesar la religión católica. Pero la mayoría no lo hace y siguen comportándose por impulsos, tradiciones, supersticiones o incluso miedos, al igual que nuestros antepasados.

¿Es normal que con toda la información que tenemos gastemos nuestras energías en conocer los entresijos de la vida de los “famosos” o de nuestro equipo de fútbol y no en conocer la política y la religión que actualmente dominan nuestra sociedad?

Y es que todos tenemos derecho a nuestra parcela de frivolidad pero si no nos interesa quién nos gobierna o quién nos puede gobernar ni si hay o no vida después de la muerte y en qué se basan quienes creen en ella, ¿qué nos va a preocupar?

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¿Por qué consideramos normal pagar tasas por hacernos y renovarnos el DNI, el permiso de conducir, el pasaporte…que al fin y al cabo son obligaciones impuestas por la Administración y nos sorprendemos de que se aplique una tasa a las recetas  son una necesidad personal? 

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¿Qué es más impresionante, que hace más de 40 años hubiera tecnología como para llevar una nave tripulada a la Luna y hacerla regresar o que tal acontecimiento fuera emitido en directo incluso en países tan atrasados tecnológicamente entonces como España?
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¿Se imaginan a un vendedor de pipas que arriesga su dinero y trabaja las horas que hagan falta para sacar un beneficio tuviera que competir con una tienda pública con funcionarios como empleados y en la que el capítulo de gastos prácticamente no tuviera fondo porque recurre al dinero de todos los ciudadanos?
Pues es fácil aplicárselo a las televisiones privadas y públicas en cuestiones como la exclusiva de las carreras de motos en TVE1 o el que TV3 se gaste una millonada en ofrecer en catalán la Fórmula 1 que la mayoría vemos gratis en la Sexta.